Decir “Todo” Dice Nada

Lo primero que le preguntás a tus amigos cuando acaban de tener alguna novedosa experiencia es: ¿Qué fue lo que más te gustó? Lo admito, detesto que esta pregunta me sea contestada con un “todo”.

 

¿Qué fue lo que más te gustó de haber visitado esa ciudad?

R/ Todo.

 

¿Qué ha sido lo que más te ha gustado de tu nuevo trabajo?

R/ Todo.

 

¿Qué pensás que fue lo más valioso de la conferencia?

R/ Todo.

 

¿Qué es lo que más extrañás de tu país cuando estás lejos?

R/ Todo.

 

¿Qué es lo que más te gusta de tu novio?

R/ Todo.

 

Me desespera. Paradójicamente, decir “todo” dice nada. No hay ni una pizca de información valiosa al responder con esta palabra; sólo denota si algo fue agradable o no. En el caso que seás una de esas personas que dicen “todo”, dejame decirte que Dios te ha dado un cerebro increíble que es capaz de almacenar geniales recuerdos dignos de ser compartidos. Cuando alguien muestra interés y se toma el tiempo de preguntar sobre tus experiencias, esa persona está esperando algo más significativo que un “todo”. Entablar conversaciones ricas en contenido tiene más ventajas que un licuado de sábila y noni, conocés más a los demás y a vos mismo, aprendés a ordenar tus ideas y desarrollás tus habilidades sociales. Historias, datos relevantes y detalles son elementos que siempre se valoran en una conversación. No se trata de contar todo a todos, eso sería agotador y agobiante. Pero cuando alguien se interesa genuinamente por tus vivencias, no desperdiciés la oportunidad con un “todo”, a menos que sea alguien chismoso o mal intencionado a ellos sí deciles “todo” 😉 jaja

Nada. Cualquier cosa, especialmente si es poco importante.

Comentarios